martes, 30 de enero de 2007
Par le cul!

El festín termina antes de que empieza. Ni Jesús mismo se encuentra en el área divagando, ni su mano se extiende como en las Bodas de Caná.

Medio ebrio escribo estas líneas con boca de resonancia, que medio cucaracha sentenciado a periplaneta recojo las letras de tan altinera estancia.

Y los ojos circulan en la habitación y cae algo de sangre sobre las teclas. Redundo horrible y despiadadamente ante la circularidad de mi entorno.

Sin capacidad de innovar, se muere el artista que creyó ser alguien. Luego de una vida de trabajo, el cenil individuo se pregunta si valió la pena. La respuesta la ve entrocortada en el ambiguo túnel que se adelanta.

Pero no es el túnel divino.

Propongo a Sábato más alto profeta que los bíblicos, que refrescó con imagen verdadera la identidad del Túnel, que serpentea camino al País de las Maravillas, al espejo enturbiado de palabras necias y oídos sordos.

La única quemadura que sana es la del cigarro. A mala cuenta te escupe en la ropa y te hace temblar. Te circula el alma entre los trozos de tus dedos.

García Lorca vería caballos. Yo soy más realista.

Veo letras confusas que no cortan el comunicado de la pipa, que se camuflan en tus ojos que atónitos tratan de darle sentido a tan misterioso hablar.

El arte se esconde en las esquinas del deseo, en las cuerdas del piano, bien revueltas entre madera y oscuridad, emparejadas en el último jueves, inmundo 21 que rompió las comillas. Aunque divagado, se muestra solamente a su deseo, una diva de borrachería y golpes, inmundos debajo de la guitarra (y se espantan los violines).

A treinta pasos de la vida, la pre-estancia me parece muy corta. Simplemente es agradable la sala de espera, a 15 minutos de la llamada de tu vida, enrrejado y abochornado como monja en las penumbras de su cuartillo, en el fondo del conventillo, trazando los lazos que une su ombligo con el resto del mundo.

Las lenguas son bífidas y las manos son ciegas. La carne es poco más que un saco de agua y Merfi baila entre los que lo intentaron.

La vida es dulce como catarata marina, ¡extienda su lengua y beba mis ojos!

Le exhorto con mi dedo firme, siguiendo ese aborto de emociones y labios.

Mil hormigas en tu piel.

Abrazado en la avalancha de octubre.

Don't you love happy hollywood endings?

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posted by Sonatina @ 1:37 a. m.   7 comments
lunes, 8 de enero de 2007
En los Pozos de la Locura
Yo soy loco autodiagnosticado.
Maniaco porque la luna se posa cada noche,
hilarante y amarilla como corazón de amapola.

Soy loco descalibrado y enrrojecido,
por la sangre y la cordura,
de los locos menos locos.

Un poco lunático y habitante de manicomio,
posadera de las marcas de los malos andares,
de pocos pasares y caminos estrechos.

Loco de carretera y de estaciones.
De mar y de ola, de luces y de colores.

Loco en los extremos exóticos,
de los Pozos de la Locura,
extasiado en las manos de los pobres.

Un poco doblegado por la mente de los ajenos,
de las féminas de andares calvos y miradas siniestras.
Sobreexaminado de tuberculosis de la psiquis,
pensando en el refresco de sangre,
de esa figura de locura inexplicable.

Agotado por las horas de las sombras,
en las esquinas puntiagudas pero hundidas,
hundidas por esos rostros más ganchudos,
de esas miradas más frías.

Excitado por las vertientes de los juicios,
que loco aún más loco tamborilleaba su martillo,
que miraba por ventanas aún más sombrías,
llenas del prejuicio y del horror aborrecible.

De esa balanza de márgenes concretos,
que cuerdos aún más cuerdos lanzaban sus cuchillos,
y reían en los cantares victoriosos,
de esas muchas guerras que calibran nuestras vidas.

De Libra, la jueza de mis emociones,
pero de Virgo, santa y pura como el alma del cocodrilo.

No hay león que cante y calle,
y ruja empiedrado sobre canas e higueras.

Viviendo sobre un túmulo de piedras,
el montículo de uñas, piel y hueso,
saboreando el cabello de los muertos,
haciéndole hoyos al taburete de La Parca.

Mirando de reojo por mi vieja Leonora,
y por el cuervo que repetía incesante los nombres de la aurora,
por el ánima que jugueteaba incesante en el dintel,
mascando y triturando los andares de las arañas.

Por esa luna más blanca,
que golpea mi ventana y se encuentra
con un loco bien loco.

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posted by Sonatina @ 3:15 a. m.   3 comments
 
 
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