Es el título tentativo de lo que he estado trabajando desde ayer. Un proyecto para una escritura un poco más extensa de lo habitual, teniendo ojalá más de 40 páginas para armar algo más desarrollado de lo que habitualmente hago.
En fin, les dejo la primera página de este trabajillo.
Cántico a la Espesura.
Narrador - Y escuchaba sus pasos en los pasillos de la indecencia, jugueteaba con sus manos, plebeya etérea, encarnando la sangre y hostia de las lenguas bífidas acurrucadas. Se inculpaba de mareos inconsecuentes, cortando con rencor y vehemencia los límites de la locura. Se encontraba encaminado en los salones de la demencia, eyaculando en cada esquina estropajos de ardores indeseados. recorría con cada mirada fría, gélida, de serpiente en punta y flor, de rosa descabellada de espinas de tentáculos, los cuadros, pinturas y retratos de obsesiones pasadas y perpetuas, que se escapan en cada esquina, meneando sus caderas al ritmo de la encrucijada. Personaje - Ay de los besos y roces que por mi mente ya han pasado!, que cruzaron mi espíritu helado de caricias bien deseadas. Ay de aquellos que acercándose al destino fructuoso de la miel del alma, En la obligación se ven de retirarse por promesas más altas que los juramentos jamás hechos, que encaramados en las cornisas de las ventanas miran por sobre las ramas a la luna lejana, obligando a destinos más sutiles posarse en los pasares más cercanos. Perdónalos, mi Señor, perdónalos! Que no saben qué acciones premeditan o realizan encontrándose ya aproximados a la idea del exterminio, se acongojan mutuamente en un encuentro entre los suyos, cambiando esas miradas ocultas e inentendibles, a los ligeros ojos de la inocencia y la confianza. Perdona cada una de las traiciones, Señor, oh, Ilustre y Lejano! Cada puñalada que recibiste en tu manto de flores y malezas se curen por las lágrimas del arrepentimiento. Sé que no estaban en si mismos, que los ojos de aquel creído creador se acurrucaba en sus pobres almas y dormían bajo sus dinteles. Que la tentación de beber de su sangre, oh, Sutil Emperador, no sea tan grotesca ni se esconda bajo las narices de vuestra casa inmaculada. Que su mano no se extienda como lo hizo alguien más en las Bodas de Caná y les ofrezca beber algo más que un vino lleno de símbolos, ya un fluido puro que se derrama en los cabellos arrancados por manos deshuesadas. Todopoderoso – Y es que los celos te carcomen! Personaje – No es que celos recorran mi cuerpo ni que los trazos de esos pinceles mágicos dibujen una sonrisa en mi cara cada vez que encuentre la dicha en su cintura de hiel y tibieza. No es que la lujuria recorra mis manos temblorosas por arrasar con sus vestiduras y arrancar de su cuerpo todo leve vestigio de ropajes en absoluto, retirarlo lentamente con los dientes y juguetear con la lengua, pequeña serpiente frente a su escurridiza presa de griteríos y distancia. Etiquetas: cántico, espesura, Publicación, religión, soledad, trabajo |