domingo, 31 de diciembre de 2006
Di "Cagad" y cagaré


"Se abrió el libro, y se dijo:

Artículo 378.

1. Gozarán de inamovilidad los jueces y magistrados que desempeñen cargos judiciales.

2. Los que hayan sido nombrados por plazo determinado gozarán de inamovilidad solo por ese tiempo.

3. Los casos de renuncia, excedencia, traslado y promoción se regirán por sus normas específicas establecidas en esta Ley”.

Con tan impresionante reglamentación en torno a la independencia judicial, para garantizar jueces estables e imparciales, capaces de emitir sentencias sin miedo a represalias o desprestigios, que incluso me recuerdan las Tres Leyes de la Robótica, me pregunto dónde existe esa ley, mas que en los pensamientos de muchos jueces revolucionarios.

Se dijo una vez “Un Juez que le tiene miedo a las presiones es como un bombero con temor a las llamas de un edificio ardiendo. Y la sociedad no puede permitirse bomberos temerosos al calor abrasante”. Pero cómo un juez podrá dejar de temer a esas presiones, si las presiones no provienen del medio, sino que desde arriba, en el tope del escalafón judicial?

Algo precioso que nos dio Napoleón nos trajo a esta situación. Napoleón llega al gobierno y nadie le dijo cómo regir. Entonces, militar era, utilizó el mismo sistema jerárquico que se usaría en cualquier ejército. En el Sitio a España dejó su huella, y su enorme pie de control llegó hasta las lejanías de las Nuevas Indias.

Con esta nueva forma de control, los magistrados caminarían con una nueva pierna sobre la espalda.

No sólo no se les permite emitir opinión pública alguna, sino que además las críticas, tanto constructivas como destructivas por igual dentro del medio judicial están terminantemente prohibidas.

Los superiores evalúan a los jueces de forma arbitraria, llegando a casos extremos. La gran mayoría del cuerpo judicial tiene de un 67 a un 70 de promedio en cuanto a notas… por no hacer mucho, digámoslo. De esta forma, un juez evaluado con un rojo es echado del Poder Judicial.

De esta forma, el juez o cualquier miembro del Poder Judicial se transforma en algo similar a una chaqueta de cuerina, llena de callos en el abdomen por arrastrase tantos kilómetros… se necesitan Santos en la Corte para ascender, no?

No hace mucho me enteré de un caso impactante en cuanto a la medieval “forma de gobierno” con la que evalúa la Ilustre Corte Suprema.

Se trata de un juez del Sur de nuestro país, que en su vida privado incursionó en la infidelidad con su ama de llaves. Lo que no es trágico, porque si bien es penca que una persona se ande gorreando su mujer, no interfiere de manera alguna con su capacidad y juicio.

Luego de que su mujer se enteró, echaron a la ninfómana nana de la casa, quien emitió una denuncia por violación en contra del magistrado. Él, admitiendo las relaciones de forma pública, dijo que siempre fueron voluntarias. Se le hizo un castigo simbólico de 15 días a medio sueldo.

Luego, cuando llegó a Santiago, la Corte Suprema lo calificó como intolerable, emitiendo con las siguientes palabras su juicio al respecto:

“Por haber incurrido en conductas moralmente inaceptables que se desencadenaron en una denuncia en contra de un miembro de la Magistratura, que llegaron a los medios de comunicación local, poniendo en duda la moralidad y ética del Poder Judicial e insultando a sus partes, al juez al respecto se le impone un castigo de 4 meses con medio sueldo y su cargo será puesto en el Tribunal de Honor, para tomar medidas de expulsión”.

A eso yo le llamo justicia… no creen ustedes?

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posted by Sonatina @ 3:37 p. m.  
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